Resumen de la carta de San Pablo a los Gálatas

La carta de Pablo a los Gálatas fue escrita a un número de iglesias en la región de Galacia, a donde Pablo viajó en uno de sus viajes misioneros. Podemos leer las historias en el libro de los Hechos de los apóstoles. Él escribió esta importante carta desde un lugar de profunda pasión y frustración.

 

Escuche el capítulo 3 de la Epístola a los gálatas en la que Pablo nos explica que somos salvados por la Fé

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Este es el trasfondo de esta carta: El Cristianismo comenzó como un movimiento Judío Mesiánico en Jerusalén, pero, su mensaje era para toda la humanidad. Y así se difundió rápidamente más allá de Israel. En el tiempo en el que Pablo era misionero, había tantos no-Judíos (gentiles) como judíos en el movimiento de Jesús, y esto provocó un gran debate que conocemos gracias al libro de los Hechos, capítulo 15.

 

Históricamente, el pueblo de la alianza de Dios estaba enfocado en un solo grupo étnico, Israel. Ellos se apartaban de los demás por las prácticas que ordenaba la Ley, como la circuncisión de los varones, comer comida prescrita por la ley judía y guardar el día de reposo, el Sabbat.

 

Motivo De La Carta A Los Gálatas

Hubo muchos Cristianos Judíos que creyeron que, para que todos estos no-judíos, se convirtieran verdaderamente en una parte de la familia de Dios necesitarían obedecer los preceptos de la Ley. Algunos de esos Cristianos Judíos terminaron llegando a las iglesias de Galacia. Estos comenzaron a socavar las enseñanzas de Pablo y exigían la circuncisión de todos los cristianos no judíos varones. Y así lo hicieron muchos. Al enterarse Pablo de todo esto, estaba enfadado y con el corazón roto. Y la Epístola a los gálatas es su resultado.

 

En primer lugar, desafía a los Gálatas, con un resumen del mensaje del evangelio acerca del Mesías crucificado. Argumenta, que es este evangelio lo que crea la nueva familia multi-étnica de Jesús y Abraham. Después muestra cómo es este evangelio el que verdaderamente transforma a las personas por la presencia y el poder del Espíritu.

 

Controversias entre los Gálatas

Pablo comienza expresando su desconcierto porque los Gálatas adoptaron un evangelio diferente, que es promovido por esos cristianos que hablan mal de Pablo, y demandan la circuncisión. Así que Pablo empieza defendiendo la autenticidad de su mensaje, y su autoridad como apóstol.

 

Él fue nombrado por Jesús resucitado mismo para ir al mundo de los no-judíos, los gentiles. Nos recuerda la historia en el libro de los Hechos. Pablo dice que fue después de su llamado, cuando fue a Jerusalén para consultar con los otros apóstoles como Pedro y Santiago. Les dijo que él no les exigía a los cristianos no judíos la obligatoriedad de ser circuncidados o comer comida prescrita por la ley judía. Los apóstoles estuvieron totalmente de acuerdo con él.

 

Pero esta tensión se hizo más grande. Pedro había venido a Antioquía para visitar y ver a todos estos cristianos no judíos y estaba comiendo y mezclándose con ellos. Pero, cuando algunos de estos grupos de la oposición de Jerusalén aparecieron en Antioquía, Pedro cedió ante la presión de éstos. Dejó de comer con los cristianos incircuncisos, y los empezó a evitar. Y así, Pablo confrontó y acusó a Pedro de su hipocresía, de no permanecer fiel al evangelio.

 

El hombre es justificado mediante la fe en Cristo Jesús, el Mesías

Para Pablo, pedir a estos nuevos cristianos, a que se convirtieran en circuncidados y fieles a la Ley, era una idea equivocada por toda clase razones. En primer lugar, porque era una traición al evangelio, o, en sus palabras: «El hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, el Mesías. Y también nosotros creemos en Cristo Jesús”.

 

Ser justificados, o literalmente, ser declarados justos es una expresión del Antiguo Testamento muy importante para Pablo. Describe cuando Dios declara que alguien está en una relación correcta con Él. Que es perdonado, que se le da un lugar en la familia de Dios y es transformado por la gracia de Dios.

 

Y es la convicción de Pablo, de que nadie puede ser justificado por observar los mandamientos de la Ley, sino solo por la fe de Jesús. Esta es una frase densa, y podría referirse a la fidelidad de Jesús en vivir y morir en nuestro lugar. O, podría referirse a nuestra propia confianza y devoción a Jesús. De cualquier manera, la cuestión está clara: Las personas sólo se justifican al confiar en lo que Dios hizo por ellos a través de Jesús. No, por lo que hacen ellos mismos.

 

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Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo el que vive en mí

En el corazón del evangelio de Pablo está esta afirmación: que cuando las personas que creen en Jesús, el Mesías, lo que es verdadero de Él se vuelve verdad de ellos. Su vida, muerte y resurrección se hacen suyas; o, en sus palabras: «Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo el que vive en mí. Y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a sí mismo por mí.” O sea que la razón por la que cualquiera puede decir que está bien con Dios, o pertenece a la familia del pacto de Jesús, no es porque ellos obedezcan la Ley, sino que es sólo por lo que Jesús hizo por ellos y que ellos nunca podrían haber hecho por sí mismos.

 

Ahora, este profundo entendimiento de lo que Jesús realizó, tiene implicaciones enormes para los que ahora pueden ser incluidos en la Familia del pacto de Dios y por lo que significa vivir como miembro de esa Familia.

Así que Pablo primero se vuelve a las historias sobre Abraham en el Génesis; cómo él fue justificado, o declarado justo ante Dios, simplemente por tener fe, al confiar en la promesa de Dios de que un día todas las naciones encontrarían la bendición de Dios a través de él y de su descendencia.

 

¿Entonces, por qué Dios le dio la Ley a Israel?

El propósito de Dios siempre fue tener una gran familia de un pueblo multi-étnico que se relaciona con Él en base a la fe, y no en base a la Ley. Pero esto plantea una pregunta importante: «¿Entonces, por qué Dios le dio la Ley a Israel?» Aquí, Pablo ofrece una explicación muy densa y breve que luego completará en la carta a los Romanos. Él observa que la Ley, fue dada a Israel en el Monte Sinaí mucho después que la promesa que Dios hizo a Abraham. Y si se lee la Torá con atención, dice Pablo, te das cuenta de que Dios siempre quiso que las leyes fueran una medida temporal. Dice que las leyes tienen tanto un papel negativo como positivo.

 

En el plano negativo, las leyes actuaron como una lupa sobre el pecado de Israel. Expusieron cómo Israel compartía la condición humana pecaminosa, rebelándose constantemente en contra de la ley de Dios. Y de esta forma la ley, que en principio es buena, termina por declarar culpable a Israel, y a toda la humanidad con ellos. En las palabras de Pablo: «Las leyes encerraron todo bajo el poder del pecado».

 

Pero las leyes también tuvieron un rol positivo. Actuaron como un estricto profesor, que mantuvo alineado a Israel hasta la venida de la descendencia prometida a Abraham: el Mesías. Y una vez que vino el Mesías, este cumplió el propósito de las leyes en el nombre de Israel.

 

Jesús fue el Israelita fiel, que verdaderamente amó a Dios y al prójimo

Jesús fue el Israelita fiel que verdaderamente amó a Dios y al prójimo. Y como rey de Israel, murió para tomar la maldición y en consecuencia el fracaso de Israel sobre sí mismo, y traer la redención. Y ahora, a través de Jesús, el descendiente de Abraham, la bendición de Dios puede llegar a todas las personas, independientemente de su origen étnico, estatus social o género.

 

Para Pablo, requerir el seguimiento de la Ley por parte de los cristianos no judíos no tiene ningún sentido. Es actuar como si Jesús no cumplió la promesa de Dios, ni lidiado con nuestro pecado. Ignora la nueva libertad ganada para nosotros a través de Jesús y el regalo del Espíritu. Además, limita la promesa y bendición de Dios a una sola familia étnica.

Pero, los oponentes de Pablo podían argumentar que «La Ley es una guía probada para vivir de acuerdo con la voluntad de Dios». ¿Cómo aprenderán esto los cristianos no judíos? Pablo responde, en los capítulos 5 y 6, al describir cómo la presencia transformadora de Jesús a través del Espíritu es la clave. «La Ley es buena, y es sabia», dice Pablo, «De hecho, todas las leyes pueden resumirse, como hizo Jesús, en el mandamiento de amar a tu prójimo como a ti mismo.»

 

Amar a tu prójimo como a ti mismo

Pero las leyes, buenas como son, no le dieron a Israel el poder para obedecerlas. En cambio, la buena nueva es que Jesús cumplió las leyes en nuestro nombre, y ahora Él vive en nosotros a través del Espíritu, convirtiendo a su pueblo en nuevos humanos que cumplen la ley al amar a otros.

Así, Pablo continúa contrastando esta vieja y nueva humanidad. Los hábitos de la vieja humanidad son obvios. Son los comportamientos que deshumanizan a las personas y destruyen relaciones y comunidades enteras. Y mientras la Ley prohíbe esos comportamientos, fue Jesús quién los clavó en la cruz.

Así que cuando una persona cree en Jesús y vive en la dependencia del Espíritu, la vida de Jesús se convierte en suya, y produce lo que Pablo llama «el fruto del Espíritu». Esta es la forma de vivir que Jesús quiere reproducir en su familia, para que se conviertan en personas de amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, dulzura y dominio propio.

 

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Si vivimos por el Espíritu, andemos también con el Espíritu

Pero este fruto no es automático, dice Pablo. Requiere cultivarse, justo como las frutas reales. O, en sus palabras: «Si vivimos por el Espíritu, andemos también con el Espíritu». Esto requiere intencionalidad. Tenemos que aprender a podar nuestros viejos hábitos, y a cultivar los nuevos. Y mientras lo hacemos, nos encontramos a nosotros mismos llevados por el Espíritu, conforme Jesús moldea nuestras mentes y nuestros corazones y nos transforma en personas que aman a Dios y al prójimo.

De esta manera, el pueblo de Jesús cumple lo que Pablo llama «la Ley de Cristo». Al final, Pablo concluye este requisito para que los cristianos se hagan observadores de la Ley, o ser circuncidados, es un tiro errado.

Lo que realmente importa, es la nueva Creación de Dios, esta nueva familia multiétnica del Mesías, gente llena de fe en Jesús que están aprendiendo a amar a Dios y al prójimo, en el poder del Espíritu. Y de esto se trata la carta a los Gálatas. 

Para más resúmenes y cuales son las cartas de San Pablo siga este enlace.

Fuente:

 

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