Resumen del Libro de Job

El Libro de Job es un libro profundo y muy singular de la Biblia por muchas razones. La historia transcurre en una tierra muy poco conocida que queda lejos de Israel: Uz. El personaje principal, Job, ni siquiera es israelita. Y el autor, que es anónimo, ni siquiera sitúa la historia en un período claro de la historia antigua.

Todo esto, sin embargo, parece intencional. Es como si el autor no quisiera que nos distrajésemos con preguntas históricas sino más bien que nos concentrásemos simplemente en la historia de Job y en las preguntas suscitadas por su experiencia de sufrimiento.

Escuche el capítulo 1 del Libro de Job en la que se describe la Historia de Job

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Diseño del Libro de Job

El libro de Job tiene un diseño literario muy claro. Comienza y termina con un breve prólogo narrativo y a continuación un epílogo. En el centro del libro, hay una densa poesía hebrea que representa conversaciones entre Job y cuatro compañeros de diálogo llamados «los amigos». Estas conversaciones concluyen con una serie de discursos poéticos que Dios le da a Job.

 

Job es un "Super buen tipo"

Dicho todo esto, profundicemos y entremos en detalle. El prólogo nos presenta a Job y se nos dice que es un hombre intachable y recto que honra a Dios. Es un “súper buen tipo”. Tras este inicio, se nos traslada repentinamente a las esferas celestiales donde Dios se halla rodeado de su equipo de siervos.

 

El "Acusador"

Es una imagen muy común con la que el Antiguo Testamento describe cómo Dios gobierna el mundo. Y entre los seres celestiales hay una figura llamada «el Satán», que en hebreo significa «el Acusador» o «el Fiscal». Es como si viéramos la escena de un tribunal.

 

El desafío del acusador

Dios presenta a Job como un hombre verdaderamente recto. Sin embargo, el acusador desafía la política que Dios sigue de recompensar a las personas rectas como Job. Dice que «…la única razón por la cual Job te obedece es porque tú lo bendices con prosperidad. Deja que Job sufra, y entonces veremos cuán recto es en verdad». A lo que Dios accede a permitir que el acusador infrinja sufrimiento sobre Job.

 

Porqué Dios acepta ese desafío?

Ahora, es en este punto de la historia que la mayoría de nosotros dice: «¿Qué? ¿Por qué Dios permite eso?» Y entonces asumimos que este libro va a responder esa pregunta —por qué Dios permite que los buenos sufran—. Pero, a medida que seguimos leyendo, el libro no contesta esa pregunta. De hecho, ninguna parte del libro responde a esa pregunta.

El prólogo establece las verdaderas preguntas que el libro intenta abordar: Preguntas sobre la justicia de Dios y si Dios opera el universo de acuerdo con un principio estricto de justicia. La respuesta a estas preguntas surge a medida que llegamos al final del libro —no al comienzo—. La razón de fondo por la cual Job sufre no es revelada a lo largo de todo el libro.

 

El Job sufriente

El prólogo concluye con un Job sufriente y desconcertado que es reprendido por su esposa y es abordado por tres amigos que intentarán proveer sabiduría y consejo. Sus nombres son Elifaz el Temanita, Bildad el Suahita y Zofar el Namatita. Al igual que Job, ninguno de ellos es israelita. Y ellos representan lo mejor del pensamiento del Antiguo y Cercano Oriente acerca de Dios y el sufrimiento en la condición humana.

 

Cómo se explica el sufrimiento de Job?

Esto nos lleva a la parte principal del libro. Esta sección del Libro de Job funciona de la siguiente manera: Primero habla Job y a continuación le responde un amigo. Luego Job contesta a ese amigo y a continuación otro amigo responde a la respuesta de Job. Y así continua, de ida y venida en tres ciclos.

Y todo este debate se concentra en tres preguntas: «¿Es el carácter de Dios verdaderamente justo?». «¿Gobierna Dios el universo sobre un principio de justicia estricta?». Y si es así, ¿cómo se explica el sufrimiento de Job?

 

Cual es el principio de justicia de Dios

Como veremos, Job y los amigos se basan en una enorme suposición sobre el aspecto que debería tener la justicia de Dios en el mundo. Es decir, que cada cosa puntual que ocurre en el universo debería operar de acuerdo con el principio estricto de la justicia.

 

Job acusa a Dios

Así que, si eres una persona sabia, buena y honras a Dios, te ocurrirán cosas buenas. Dios va a recompensarte. Pero si eres malo y estúpido y haces cosas pecaminosas, te ocurrirán cosas malas. Dios te castigará.

Ahora bien, los argumentos constantes de Job a lo largo de sus declaraciones son estos: en primer lugar, argumenta que él es inocente y, por tanto, eso implica que su sufrimiento no es un castigo divino. De hecho, por el prólogo sabemos que estas dos cosas son ciertas. Recordemos que Dios mismo dijo que Job es recto e intachable. Con lo cual Job concluye su argumento acusando a Dios. Una de dos: O Dios no gobierna el mundo con justicia, o aún peor, simplemente que Dios mismo es injusto.

 

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Los amigos acusan a Job

Los amigos, por otro lado, lamentan tener que discrepar. Ellos argumentan que Dios es justo. Esto implica que Dios siempre gobierna el mundo con justicia. Y, por lo tanto, concluyen no acusando a Dios sino a Job. Job debe de haber hecho algo realmente muy malo para que Dios lo castigue de esta manera.

 

Incluso empiezan a inventar posibles pecados que Job debe de haber cometido. Job protesta contra todo esto. De hecho, se harta tanto de los amigos que finalmente se rinde con ellos. Lleva su caso directamente a Dios.

 

La montaña rusa emocional de Job

No nos olvidemos que Job se encuentra en una montaña rusa emocional en estos poemas. Solía pensar que Dios es justo, pero ahora no puede reconciliar aquello con su sufrimiento. Y así, en algunos arrebatos Job acusará a Dios de ser un bravucón. En una ocasión incluso declara que Dios ha orquestado toda la injusticia del mundo.

 

Sin embargo, en el momento en que enuncia dicho pensamiento, esto le aterra porque él quiere esperar y creer que Dios es verdaderamente justo. Job se halla disperso y hace una última declaración de su inocencia y enseguida pide que Dios aparezca personalmente para explicarse. Y es en este mismo momento cuando aparece un amigo por sorpresa: Eliú el Buzita. Eliú no es un israelita, sin embargo, sí tiene un nombre hebreo.

 

La argumentación de Eliú

Eliú hace la misma suposición que Job y los amigos. Él argumenta que Dios es justo y que eso implica que Dios siempre opera el universo con justicia. Pero luego Eliú llega a una conclusión más sofisticada acerca de por qué los buenos sufren. Puede no ser un castigo por algún pecado pasado. Sino que Dios puede infligir sufrimiento como una advertencia para ayudar a la gente a evitar el pecado en el futuro.

 

El valor del sufrimiento

Dios también puede usar el dolor y el sufrimiento para construir el carácter o enseñarle a la gente lecciones valiosas. Eliú afirma no saber por qué Job está sufriendo, pero sí tiene la seguridad de algo: Job se equivoca al acusar a Dios de ser injusto. Job ni siquiera le responde a Eliú y los diálogos concluyen. Es como si la sabiduría de los antiguos se hubiese desplegado y el misterio aún permaneciera.

 

Dios se le aparece a Job

Tras esta escena, Dios aparece repentinamente en forma de torbellino y le responde personalmente a Job. Primero contesta a la acusación de que es injusto e incompetente para gobernar el universo. Así que Dios lleva a Job en un viaje virtual por el universo y comienza a hacerle todas estas preguntas sobre el orden y los orígenes del cosmos.

 

Viaje virtual de Job

¿Estaba Job ahí cuando Dios diseñó la tierra u organizó las constelaciones? ¿Alguna vez Job ha controlado la salida del sol o el clima? Dios tiene su vista puesta en todos estos detalles cósmicos que Job ni tan siquiera ha imaginado jamás. Luego Dios comienza a entrar en detalle describiendo los hábitos alimenticios de las cabras montesas, la forma en que los ciervos dan a luz o los patrones alimenticios de los leones y los asnos salvajes.

 

¿Cuál es el punto de todo esto?

Recordemos la suposición de Job y sus amigos sobre la manera en que Dios debería gobernar el mundo en justicia. Detrás de esa suposición por su parte hay otra más profunda: que Job y sus amigos tienen una perspectiva lo suficientemente amplia de la vida como para hacer semejantes afirmaciones sobre el modo en que Dios debería gobernar el mundo.

 

Con este viaje virtual, la respuesta de Dios desmonta todas estas suposiciones. Primero muestra que el universo es un lugar vasto y complejo y que Dios tiene su mirada puesta en todo —cada detalle—. Job, por otro lado, sólo puede basarse en el pequeño horizonte de su experiencia de vida. Su visión del mundo es muy limitada, y así, lo que parece ser una injusticia divina desde el punto de vista de Job debe ser visto en un contexto infinitamente mayor.

 

La propuesta de Dios a Job

Job, sencillamente, no está en posición de hacer una acusación tan grande acerca de Dios. Después del viaje virtual, Dios le pregunta a Job si a él le gustaría un día controlar el mundo en absoluto detalle según el principio estricto de justicia que él y sus amigos asumen: castigando cada mala acción de cada persona en cada momento y con una retribución exacta.

 

La complejidad de la justicia en el mundo

El hecho es que llevar a cabo la justicia en un mundo como el nuestro es extremadamente complejo. Las cosas nunca son blanco o negro como Job y los amigos parecen pensar. Lo cual nos lleva al último argumento de Dios. Dios comienza a describir dos criaturas fantásticas: Behemot y Leviatán, que algunas personas piensan que son descripciones poéticas del hipopótamo y el cocodrilo. Pero más probablemente se refieren a criaturas bien conocidas de la mitología del Antiguo y Cercano Oriente que se usan en otras partes de la Biblia, como símbolos del desorden y el peligro que existe en el buen mundo de Dios.

 

Behemont y Leviatán

Estas criaturas no son malvadas. En realidad, Dios está muy orgulloso de ellas. Pero tampoco dan seguridad. El punto es que el mundo de Dios es asombroso y muy bueno, pero no es perfecto ni siempre seguro. El mundo de Dios tiene orden y belleza, pero también es salvaje y a veces peligroso, tal como estas dos criaturas fantásticas. Y de esta manera volvemos a la gran pregunta del sufrimiento de Job.

 

Entonces, ¿porqué hay sufrimiento en el mundo de Dios?

¿Por qué hay sufrimiento en el mundo de Dios, sea de terremotos o animales salvajes u otros seres humanos? Dios no explica por qué. Lo que Él dice es que vivimos en un mundo extremadamente complejo y asombroso que, en esta etapa al menos, no está diseñado para prevenir el sufrimiento. Esa es la respuesta de Dios.

 

Confianza en Dios

Job desafió la justicia de Dios. Dios responde que Job no tiene un conocimiento suficiente sobre nuestro universo para hacer semejante afirmación. Job exigió una explicación completa de Dios y lo que Dios le pidió a Job fue confianza en su sabiduría y carácter.

 

Humildad y arrepentimiento de Job

A todo esto, Job responde ahora con humildad y arrepentimiento. Job se disculpa por acusar a Dios y reconoce que ha traspasado sus límites. Tras esto el libro concluye de repente con un breve epílogo.

Primero Dios dice que los amigos se equivocaron, que sus ideas sobre la justicia de Dios eran demasiado simples: que no son fieles a la complejidad del mundo o a la sabiduría de Dios. Luego Dios también dice que Job ha hablado correctamente sobre él. Esto, sin embargo, es sorprendente porque no puede aplicarse a todo lo que Job ha dicho. Es decir, sabemos que Job sacó conclusiones apresuradas y erróneas.

 

Job recupera su salud, su familia y su riqueza

Aun así, Dios aprueba la lucha de Job: la forma en que Job se presentó honestamente frente a Dios, con toda su emoción y dolor, y simplemente quiso hablar con Dios mismo. Dios dice que esa es la forma correcta de atravesar todo esto: mediante la lucha de la oración.

El libro concluye con Job recuperando su salud, su familia, su riqueza, todo. No como una recompensa por su buena conducta, sino simplemente como un regalo generoso de Dios. Y ese es el final del libro.

 

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Confianza en la sabiduría de Dios

El Libro de Job no resuelve el rompecabezas de por qué les suceden cosas malas a personas buenas. Más bien, nos invita a confiar en la sabiduría de Dios al enfrentar sufrimiento y no tratar de descubrir la razón de ello. Cuando buscamos razones, tendemos ya sea a simplificar a Dios —como los amigos— o, como Job, a acusar a Dios, en base a una evidencia limitada.

El libro de Job nos invita a ofrecerle honestamente nuestro dolor y aflicción a Dios y a tener confianza en que Dios realmente se preocupa y sabe lo que está haciendo. Y de esto es de lo que trata el Libro de Job.

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