Resumen de la Carta a los Romanos
La carta de Pablo a los Romanos es uno de los escritos más largos y significativos escritas por el hombre, que antes se conocía como Saulo de Tarso. Era un rabino judío perteneciente a un grupo conocido como los fariseos y era un apasionado y devoto de la Torá de Moisés y las tradiciones de Israel.
Vio a Jesús y sus seguidores como una amenaza. Pero luego tuvo un encuentro radical con Jesús resucitado que lo comisionó como apóstol, como representante oficial ante el mundo de los no judíos, llamados gentiles en la Biblia. Entonces empezamos a usar su nombre romano Pablo.
Escuche el capítulo 12 de la Epístola a los romanos, en la que Pablo nos habla sobre la vida cristiana y tener en cuenta a los demás
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Viajó por todo el antiguo Imperio Romano, hablándole a la gente sobre Jesús resucitado y formando a sus seguidores en estas nuevas comunidades llamadas iglesias. Pablo ocasionalmente escribe cartas a estas nuevas comunidades de Jesús para ayudarlas a fomentar su fe o responder preguntas.
Pablo escribe sus cartas para fomentar la fe y responder a preguntas de las primeras comunidades de cristianos
La Epístola a los romanos es una de ellas. De hecho, fue escrito bastante tarde en su carrera. Ahora sabemos, por el libro de los hechos, que la iglesia en Roma había existido por algún tiempo y que estaba formada por seguidores judíos y no judíos de Jesús.
Pero en un momento dado, el emperador romano Claudio había expulsado a todo el pueblo judío de Roma. Pero unos cinco años después se les permitió regresar a todos los judíos, incluido los judíos que seguían a Jesús.
Pablo trata de unificar la división surgida en la Iglesia de Roma
Cuando lo hicieron, encontraron una iglesia que se había vuelto muy no-judía en sus costumbres y sus prácticas. Esto creó mucha tensión, por lo que, para los tiempos de Pablo, la Iglesia Romana estaba muy dividida.
La gente no estaba de acuerdo sobre cómo seguir a Jesús. Estaban debatiendo sobre si los cristianos no judíos deberían celebrar el sábado, comer kosher o ser circuncidados. Entonces, Pablo escribió esta carta para lograr algunas cosas. Quería que esta iglesia dividida se volviera a unificar.
Por un propósito práctico, esperaba que la Iglesia Romana pudiera convertirse en una escala en su misión de ir aún más al oeste hasta España. Estas circunstancias son las que motivaron a Pablo escribir su explicación más completa del evangelio, la buena nueva que estaba anunciando acerca de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
La carta está diseñada en cuatro movimientos principales, pero está unificada como una exploración larga y fluida del evangelio. El evangelio, dice Pablo, primero revela la justicia de Dios. Luego también crea una nueva humanidad que cumple la promesa de Dios a Israel. Y es este evangelio el que unificará a la iglesia.
Pablo comienza presentándose a sí mismo como un apóstol designado por Dios para difundir el evangelio acerca de Jesús, el Mesías de Israel que resucitó de entre los muertos como el Hijo de Dios y Rey de las naciones. Jesús llama a toda la humanidad a someterse a su ley del amor.
Pablo dice que esta buena noticia sobre el Rey Jesús es, ante todo, el poder de Dios para salvar a las personas que confían en él. Y además que revela la justicia de Dios. Ahora bien, justicia es una palabra muy importante del Antiguo Testamento para Pablo. Describe el carácter de Dios, que Él siempre hace justicia con lo que es correcto y lo que es bueno. Y también que Él es fiel y justo para cumplir sus promesas.
Pablo dice que la historia de Jesús muestra cómo Dios ha hecho ambas cosas. ¿Cómo? Primero hace un largo recuento creativo de los capítulos 3 al 11 del Génesis. Muestra cómo todo el mundo gentil, todas las naciones, han quedado atrapadas en la espiral del pecado y el egoísmo.
El corazón y la mente humana están destrozados, dice Pablo. Nos hemos alejado de Dios para abrazar la idolatría, lo que significa encontrar el significado máximo en las cosas creadas y luego dar la máxima lealtad a estas cosas que no son Dios.
Esto resulta en una distorsión de nuestra humanidad y un comportamiento destructivo. Y entonces lo que queda es una humanidad que es culpable de ser acusada ante un Dios justo y recto. A esto el pueblo de Israel podría decir: bueno, es algo bueno que Dios eligió a nuestro pueblo de entre las naciones, nos salvó de la esclavitud. En Egipto nos dio las leyes de la Torá, como el sábado, comer kosher y la circuncisión. Y todo ello nos muestra cómo vivir como pueblo santo de Dios.
Pero Pablo dice que no tan rápido: él recuerda la historia de la Torá y del resto del Antiguo Testamento que muestra que Israel era solo pecado e idolatría y moralmente quebrantado como el resto de la humanidad. Israel es en realidad más culpable que los gentiles, dice Pablo, porque tienen la Torá que deberían conocer mejor.
Jesús vino como el Mesías de Israel para morir en nombre de todas las personas como un sacrificio por los pecados
Así, concluye Pablo, toda la humanidad, tanto gentiles como israelitas, están desesperadamente atrapados y son culpables ante Dios. Pero… esa no es la última palabra. La buena noticia sobre Jesús es la respuesta de Dios. En lugar de considerar culpable a la humanidad, Jesús vino como el Mesías de Israel para morir en nombre de todas las personas como un sacrificio por los pecados.
Como nuestro representante, Jesús tomó en sí todas las justas consecuencias del dolor, el pecado y la muerte que hemos causado en el mundo. Y lo venció todo con su resurrección de entre los muertos. Es su nueva vida resucitada la que pone a disposición de los demás. Jesús se convirtió en lo que somos para que podamos llegar a ser lo que Él es.
Y todo esto, nos dice Pablo, es cómo Dios justifica a aquellos que confían o tienen fe en Jesús. Ahora bien, la justificación es otro término muy importante en el Antiguo Testamento para Pablo y está relacionado con la justicia de Dios. Literalmente significa declarar justo.
Debido a lo que Jesús hizo en nuestro favor, se nos da un nuevo estatus ante Dios: en lugar de encontrarnos culpables, Dios declara que una persona está en una relación correcta con Él y es perdonada. La justificación da como resultado una nueva familia: la persona que confía en Jesús recibe un lugar en el pueblo con el que Dios ha hecho una alianza. La justificación también resulta en un nuevo futuro que comienza un viaje de transformación de la vida por la gracia de Dios.
Todas estas cosas sobre la justificación son un regalo de Dios para aquellos que a través de su fe están en Cristo. Y esto lleva a Pablo en el capítulo 4 a explorar las enormes implicaciones que todo esto tiene para quienes pueden ser parte de la familia de la alianza con Dios.
Abraham, padre de una gran familia multiétnica
Se remonta a la historia de Abraham en el Génesis, capítulo 15: antes de que se diera a Israel cualquiera de las leyes de la Torá, Abraham fue justificado o declarado justo ante Dios. ¿Cómo? Dios prometió que Abraham se convertiría en padre de una gran familia multiétnica que recibiría la bendición de Dios. Pero él y su esposa Sara eran realmente mayores y nunca habían podido tener hijos. Sin embargo, Abraham tenía una fe radical y plena confianza en la promesa de Dios. Y entonces Dios lo declaró justo.
Por este motivo dice Pablo que Abraham se ha convertido en el padre de la familia de la nueva alianza con Dios y que se extiende por todo el mundo. Está compuesto por judíos y gentiles que tienen la misma fe y confianza en aquel que cumplió la promesa de Dios a Abraham: Jesús el Mesías.
Así que hagamos una pausa y resumamos las ideas principales de Pablo en los capítulos 1 al 4, porque son la base para entender el resto de la carta. Toda la humanidad está atrapada sin esperanza en el pecado y necesita ser rescatada. Sin embargo, ese rescate no sucederá por personas que intentan obedecer las leyes de la Torá. Más bien, el carácter justo de Dios lo ha impulsado a rescatar al mundo a través de la muerte y resurrección de Jesús. Para que Él pudiera crear esa familia multiétnica de Abraham, basada en la fe, como su propio pueblo de la nueva alianza.
Luego Pablo continuará mostrando cómo esta nueva familia es parte de algo mucho más grande que los llevó a una nueva forma de vida juntos. Pero todo estará enraizado en estas ideas centrales exploradas en los capítulos uno al cuatro de la carta de Pablo a los Romanos.
En los tres movimientos restantes de la carta a los Romanos, Pablo sigue desarrollando estas ideas en mayor profundidad. Así que recuerde la exploración de Pablo de la justificación por la fe: de que cuando la gente confía en que la muerte y resurrección de Jesús fue para ellos, se les da un nuevo estatus, el derecho con Dios, se les coloca en una nueva familia, el pueblo de la alianza de Abraham, y se les da un nuevo futuro, la esperanza de una vida transformada.
Ahora Pablo quiere mostrar cómo esta realidad debería remodelar cada parte de nuestra existencia. Porque estar en esta familia significa ser parte de una nueva humanidad que Dios está creando a través de Jesús y el Espíritu.
Pablo se remonta al primer personaje humano de la historia bíblica, Adán. Su nombre significa humanidad y Adán, como toda la humanidad después de él, ha elegido el pecado y el egoísmo, por lo que todos enfrentan el juicio de Dios porque nos convertimos en esclavos de la influencia del pecado que resulta en la muerte.
Jesús, el nuevo Adán
Pero luego Pablo contrasta a Adán con Jesús, quien dice que es el nuevo Adán, un ser humano que vivió en fiel obediencia a Dios mostrado a través de su acto de amor sacrificial. Y ahora Jesús ofrece su vida como un regalo a los demás para que puedan ser justificados ante Dios.
De esta manera, Jesús se erige como la cabeza de una nueva humanidad que está siendo transformada por este don. Con esto llegamos al capítulo 6. Pablo recuerda a los cristianos en Roma que elegir seguir a Jesús significa dejar su vieja humanidad, Adán, y entrar en el nuevo Jesús, como humanidad.
Su bautismo fue un símbolo sagrado de esa transición. Su vieja humanidad murió con Jesús y su nueva humanidad resucitó con Él de entre los muertos. Entonces, cuando una persona confía en Jesús, su vida se une a la suya. Lo que es cierto de Él ahora es cierto para ellos. Cuando las personas aceptan su identidad como seres humanos semejantes a Jesús, son liberados para convertirse en seres humanos sinceros que pueden amar verdaderamente a Dios y a su prójimo.
¿Cuál fue el propósito de las numerosas leyes en la Torá?
Ahora, si crear esta nueva humanidad fue siempre el propósito de Dios, Pablo pregunta en el Capítulo siete: ¿cuál fue entonces la razón por la que Dios le diera a Israel la ley, o en hebreo, la Torá? Como nota al margen, cuando Pablo usa la palabra ley, a veces se refiere a la trama y el mensaje de los primeros cinco libros de la Biblia, el pentateuco. Pero otras veces se refiere más específicamente a los cientos de mandamientos dados a través de Moisés y que se encuentran en la Torá.
En este caso, el enfoque de Pablo está en el segundo significado: ¿cuál fue el propósito de todos esos mandamientos? Pablo dice que los mandamientos de la Torá eran buenos, mostraban la voluntad de Dios sobre cómo debía vivir el pueblo de Israel. Pero, si lees la historia de la Torá, Israel rompió todos esos mandamientos: cuantas más leyes recibió Israel, más repitieron el pecado de Adán y se rebelaron.
Entonces, incluso cuando Dios le dio a su pueblo reglas morales específicas para obedecer, eso no solucionó el problema del corazón humano pecador. Y, paradójicamente, estas reglas hicieron a Israel aún más culpable. Pero Pablo dice que la paradoja se encuentra justamente en este punto. El objetivo de Dios era dejar claro que es el mal el que secuestra el corazón humano y que la Torá, tal como es, no puede hacer nada al respecto.
Sin embargo, Pablo dice en el capítulo ocho que la solución ha llegado en Jesús y el Espíritu. Y así es como los mandamientos de la Torá actuaron como una lupa, enfocó el problema de la condición humana en un solo lugar, en el pueblo de Israel. Pero ahora, el representante de Israel, Jesús, el Mesías, ha pagado y se ha ocupado de todo ese pecado a través de su muerte y su resurrección.
Amar a Dios y al prójimo
Y ahora Jesús ha liberado su Espíritu en su nueva familia para transformar sus corazones para que realmente puedan cumplir el llamado de todos los mandamientos de la Torá: de amar a Dios y al prójimo. Y hay más: la renovación de los seres humanos por parte de Dios es el primer paso de su misión más amplia de rescatar y renovar toda la creación, convirtiéndola en un lugar donde su amor recibe la última palabra. Podemos ver cómo los capítulos uno al ocho son un pensamiento largo y fluido.
Pero plantea algunas otras preguntas: si todo esto fue el propósito de Dios, ¿cuál es el estado actual de los compañeros israelitas de Pablo que no reconocen a Jesús como el Mesías? ¿Cómo cumple esta historia las promesas que Dios les hizo?
Pablo comienza en el capítulo nueve con su propia angustia por sus compañeros israelitas que no creen que Jesús sea su Mesías. Y lo lleva a reflexionar sobre Israel en el pasado a partir de la historia del Antiguo Testamento. Y nos recuerda que el simple hecho de ser un israelita étnico, un descendiente físico de Abraham, nunca lo convirtió a uno automáticamente en un miembro fiel de la familia del Pacto.
Pablo nos muestra cómo Dios siempre ha seleccionado un subconjunto de la familia de Abraham para llevar a cabo la línea de la promesa. De la misma manera es que ahora esa línea de promesa es llevada a cabo por aquellos que siguen a Jesús.
Nos recuerda que durante mucho tiempo las personas dentro y fuera de la familia de Abraham han rechazado la voluntad de Dios. Nos recuerda la historia de Israel con el becerro de oro y la rebelión de los faraones. Nos muestra cómo Dios pudo orquestar los eventos para que el rechazo de la gente hacia Él realmente lograra sus propósitos redentores.
Y así, en el capítulo diez, Pablo se centra en Israel del presente. La razón por la que muchos israelitas rechazan a Jesús es porque basan su relación de alianza con Dios en el cumplimiento de los mandamientos de la Torá. Y por eso, lamentablemente, no reconocen lo que Dios ha hecho a través de Jesús para crear una nueva familia de la alianza sobre la base de la fe.
¿Cuál es el futuro de Israel?
Entonces, Pablo pregunta en el capítulo once: ¿cuál es el futuro de Israel? ¿Ha descartado Dios a su pueblo? ¡No! Hay muchísimos judíos, incluido él mismo, que reconocen a Jesús como su Mesías. Pero también hay muchos que no lo hacen. Pero Dios ha podido usar su rechazo para sus propios propósitos. Es la causa por la que el evangelio se extienda aún más rápido y más lejos en el mundo gentil, haciendo que la familia de Abraham sea aún más grande y multiétnica.
Pablo describe la familia de la alianza de Dios como un gran olivo y los que rechazaron a Jesús han sido desgajados, por así decirlo. En cambio, los gentiles son como ramas silvestres que han sido injertadas en el árbol genealógico. Sin embargo, dice Pablo, un día Jesús será reconocido por su propio pueblo, aunque no ofrece detalles sobre cómo. Pablo simplemente confía en el carácter de Dios y promete que no renunciará a su pueblo de la alianza.
Con esto pasa a la sección final del libro, los capítulos 12 al 16. Pero recuerde el panorama general: debido a su fe en Jesús, judíos y gentiles ahora están unidos en la familia de Abraham, esa nueva humanidad que está siendo transformada por el Espíritu de Dios, y así es como Dios cumple sus antiguas promesas. Por lo tanto, la única respuesta razonable es que estos judíos y cristianos no judíos se unan como iglesia.
La unidad vendrá de un compromiso de amarse y perdonarse unos a otros
En los capítulos 12 al 13 muestra que esta unidad vendrá de un compromiso de amarse y perdonarse unos a otros. El amor se verá como todos usando sus diversos dones y talentos para servirse unos a otros en la iglesia. Y también significará humildad y perdón. Cuando los diferentes grupos étnicos y culturas se unen en Jesús, el conflicto es inevitable. Y solo puede superarse mediante el arduo trabajo del perdón y la reconciliación. Así es como mostrarán la mayor de las virtudes cristianas, el amor, que cumple con los mayores mandamientos de la Torá, de amar a Dios y amar a su prójimo como a sí mismo.
En los capítulos 14 y 15 se enfoca específicamente en los problemas que están creando divisiones étnicas en la Iglesia Romana. Estas son disputas sobre las leyes alimentarias judías y el sábado. Y Pablo dice que estas prácticas no definen quién está dentro o fuera de la familia de Jesús. Y las personas difieren sobre estos temas culturalmente importantes, pero no esenciales. Necesitan aprender a respetar las diferencias de los demás. Y es así como el amor curará y unificará a la familia de Jesús.
Pablo cierra la carta comprometiendo primero a Febe, una líder clave en la iglesia de Cencreas. Tuvo el honor de llevar y tal vez incluso leer esta carta en voz alta a las iglesias romanas por primera vez. Pablo luego concluye saludando a todas las personas que no ha visto en mucho tiempo y así finaliza la carta.
Ahora podrá apreciar mejor cómo encajan todas las piezas de esta carta y la belleza de esta obra maestra. De eso se trata la carta a los romanos.
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